Sólo una oportunidad, puede cambiarlo todo

“Sé que no todos pueden tener la oportunidad, pero a mí se me dio y pude cortar estas cadenas y construir mi futuro”, expresa Javier quien, a pesar de haber cometido un delito, logró superar obstáculos y rehacer su vida. Con su perseverancia y el apoyo de su delegada, se matriculó en la carrera de construcción civil y fue preseleccionado para una beca. Esta es la historia de un joven que inspira a los y las adolescentes a no rendirse ante las adversidades y a creer en sus sueños.

Javier de 20 años, nació en un barrio peligroso de San Bernardo, rodeado de drogas y delincuencia. Su hermano y cuñado eran reconocidos como parte de este mundo criminal, y ahora están en prisión. Su padre es un extraño para él, nunca lo conoció realmente. Pero su madre siempre estuvo allí para él, trabajando incansablemente como asistente doméstica, a pesar de su enfermedad: “Mi mamá  siempre la vi como ejemplo de esfuerzo, trabajando haciendo aseo, muchas veces llegó cansada hasta que se enfermó de sus tendones, pero aun así para darnos que comer salía a trabajar.”, cuenta.

Ella siempre lo aconsejaba para que estudiara y no siguiera los pasos de su hermano, pero en la adolescencia se encontró solo y tomé decisiones equivocadas. “Ella siempre me  aconsejaba a  no seguir los pasos de mi hermano, siempre me insto a estudiar, me decía “estudia para que no tengas que trabajar como yo, y aguantar humillaciones o malos tratos”, sin embargo, en la edad difícil me vi solo, mi mamá solo trabajaba y  sin darme cuenta empecé  a tomar el camino equivocado, tomando malas decisiones, decepcionando a mi madre”, explica.

Un día, fue detenido y vio a sui madre llorar desconsoladamente. Javier solo lloro en silencio, sintió un nudo en la garganta, y en ese estado, no lograba dilucidar cómo arreglar las cosas. A pesar de la decepción, su madre nunca me abandonó. “Recuerdo que el día que mi mamá me vio detenido ella solo lloraba desconsoladamente, a mí solo se me hacía un nudo en la garganta, ya no podía hacer para revertir la situación, a pesar que la decepcione, ella nunca me dejo solo. Si ahora me preguntan, ¿porque lo hice?, puedo reflexionar que fue por inmadurez, porque no pude decir que no a los que yo consideraba mis amigos en ese tiempo” reflexiona.

Javier fue internado en el CIP San Joaquín a los 17 años, donde presenció cosas terribles e hizo cosas de las que se arrepiente. Después de un mes y medio allí, prometió no volver a pisar ese lugar. Nunca más. Al final del proceso, recibió una condena de un año de semi cerrado y dos años de libertad asistida especial. “Cuando llegué al CIO mi mundo y tiempo se paralizó, vi muchas cosas que hasta hoy las recuerdo con pavor, tuve miedo y tuve que hacer cosas que hasta el día de hoy me arrepiento. Ese mes y medio fue el tiempo suficiente como para prometerme nunca más volver a pisar ese lugar” recuerda el joven.

Después de cumplir su condena de semi cerrado, regresó a su hogar en San Bernardo, pero debido a un terrible atentado, su familia tuvo que huir a la comuna de San Ramón, donde comenzaron de nuevo. “Fuimos blanco de un atentado directo, por rencillas de mi cuñado. Aún recuerdo las ráfagas de disparos y mi corazón palpitando de adrenalina buscando con la mirada a mi madre y sobrinos, aliviándome cuando los vi en el suelo con vida.”, expresa alterado.

Javier se propuso terminar su cuarto medio en el semi cerrado y lo logró. Primer integrante de su familia que termina el colegio y eso lo hace sentir muy orgulloso. “Uno de los mejores logros de mi vida y donde volví a sentir a mi madre orgullosa de mí, claro soy el primero de mi familia en tener este logro y eso me contenta, por lo que pude terminar mi sanción de semi cerrado sin problemas.”, cuenta.

Javier, quien cometió un delito en su adolescencia y recibió una condena, reflexiona sobre su experiencia y cómo ha cambiado su perspectiva en el tiempo. Después de cumplir su sanción de semi-cerrado y libertad asistida especial, se matriculó en el instituto INACAP y está estudiando Construcción Civil.

“Hoy puedo decir que soy estudiante de Construcción Civil en Inacap para este año 2023, para mí inalcanzable y ahora es real. Mi madre se emocionó y lloró el día que me matriculé, tanto así que estaba dispuesta a trabajar el doble para pagar mi mensualidad si es que no alcanzaba beneficios para los estudiantes de la educación superior.”

Con el apoyo de su delegada, ha sido preseleccionado para la gratuidad y la Beca Nuevo Milenio. A pesar de los desafíos y las emociones que experimenta, está agradecido por la oportunidad de construir su futuro y superar las expectativas que tenía de sí mismo. Agradece a su delegada por creer en él y ver más allá de su pasado como delincuente. “Quizás me cuesta verbalizar y expresar mis emociones, pero siento mucha alegría por mis logros y poco a poco estoy asimilando este desafío, agradeciendo a mi delegada que creyó en mí, que no se limitó a verme un delincuente más, como siento que me ve la mayoría, sino que me vio como Javier”, expresa el joven, quien ahora piensa en su futuro con optimismo y determinación.

“Para terminar, puedo decir que mi limitado horizonte solo me hacía pensar que mi futuro tenía que ser igual a los demás, pero hoy pienso diferente, sé que no todos pueden tener la oportunidad, pero a mí se me dio y pude por la perseverancia de mi delegada, creer que puedo cortar estas cadenas y construir mi futuro.”

Javier del programa Libertad Asistida Especial San Joaquín.