En el corazón de Santiago, bajo un cielo que parece abrazar a todas las creencias, la Asociación Cristiana de Jóvenes se vistió de gala para celebrar el medio siglo de la Fraternidad Ecuménica de Chile, en un emotivo acto que selló décadas de compromiso y unidad.

El pasado 26 de agosto, el alma ecuménica de Chile se reunió en el recinto histórico de la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA), un lugar que ha sido hogar y refugio para la Fraternidad Ecuménica de Chile (FRAECH) durante más de cuarenta años. La ocasión fue extraordinaria: se develó una placa conmemorativa en el hall central de la YMCA, con palabras de profundo significado: “Qué todos sean uno”, un llamado a la unidad en un mundo formado por la diversidad.
El acto se convirtió en un encuentro de notables personalidades que han dejado su huella en esta noble causa. Entre los asistentes, destacaba la presencia del gerente general de la Corporación de Desarrollo Social, don Jaime Vilches, quien, si bien no se dirigió a la audiencia, compartió el espacio con palabras inspiradoras que subrayaron la trascendencia de la Fraternidad Ecuménica en la sociedad chilena.
Fue la presidenta de la Asociación Cristiana de Jóvenes, la señora Otilia Cepeda, quien tomó el centro del escenario con un discurso emotivo. En sus palabras, resaltó el incansable esfuerzo dedicado al diálogo y la unión que ha tejido la historia de la Fraternidad Ecuménica a lo largo de los años.
Uno de los momentos culminantes de la celebración se centró en la esencia de los valores que han impulsado la colaboración entre la YMCA y la Fraternidad Ecuménica. En esos momentos, se hizo evidente el legado de don Hernán Émeres Yévenes, un líder cuyos compromisos arraigados en los valores cristianos y la ayuda desinteresada a los menos afortunados marcaron un capítulo esencial en la historia de ambas instituciones. Émeres fue un visionario, un hombre de profunda humanidad, que vio en la Fraternidad Ecuménica una manifestación viva de los ideales que la YMCA ha sostenido desde su fundación.
La voz del padre Rodrigo Polanco, presidente pro tempore de la Fraternidad Ecuménica de Chile, resonó en el evento. Este destacado teólogo, también miembro de la Universidad Católica de Chile, enfatizó la importancia de los trabajos conjuntos ecuménicos en la defensa de los derechos humanos y el servicio solidario, especialmente en los momentos de mayor necesidad en Chile.



Un legado internacional: la YMCA y Jhon Mott
La conexión entre la YMCA y la Fraternidad Ecuménica se remonta a décadas atrás, cuando Jhon Mott (Premio Nobel de la Paz, 1946), un líder cristiano y promotor de la Asociación Cristiana de Jóvenes en Estados Unidos, participó en la Primera Conferencia Mundial de Cristianos auspiciada por la YMCA. Este evento fue un precursor del movimiento ecuménico actual, marcando el inicio de una colaboración que ha perdurado a lo largo de los años.
En este contexto, es fundamental destacar que la Corporación de Desarrollo Social de la Asociación Cristiana de Jóvenes comparte la esencia y los valores de la YMCA, siendo en muchos aspectos su alma mater. Su compromiso en trabajar con niños vulnerables sin discriminación religiosa ni étnica continúa hoy, enraizado en los principios que han guiado a la Asociación Cristiana de Jóvenes a lo largo de su historia.
En este mundo cambiante, donde las diferencias pueden separarnos, la Fraternidad Ecuménica y la YMCA han demostrado que la unión en torno a valores comunes puede superar barreras. La placa conmemorativa en el corazón de la Asociación Cristiana de Jóvenes será un recordatorio duradero de esta hermosa colaboración, una llama que ilumina el camino hacia un futuro más solidario e inclusivo.
Y así, en un país que abraza todas las creencias y un cielo que une a todos, la Fraternidad Ecuménica de Chile celebró medio siglo de hermandad, sellando su compromiso con un mensaje que resuena en todos los corazones: “Qué todos sean uno”.
